-¡No me diga…! ¿Cómo fue?
-Y… la mejor de todas, se acostó a dormir y no se despertó más.
Las mujeres del pueblo se reunieron para organizarse en las comidas que
prepararían, hurgando en el sótano y las despensas de sus casas, mientras que
los hombres seleccionaban los vinos añejos que Felipe guardaba en su bodega
para este acontecimiento, para el cual había dejado asentado por escrito sus
deseos de cómo debía ser su funeral cuando partiera.
Felipe amaba a la gente, poseía un gran sentido del humor, un hombre con
carisma, hacía lo que sentía sin juzgar a nadie, bohemio enamorado de la vida,
entregado a los placeres de la carne… a su paso dejaba sonrisas y una energía
especial que lo hacía la persona más amada en el pueblo. De gustos
extravagantes que no encajaba con el resto de la población. Tuvo amoríos con
las mujeres más jóvenes y hermosas, aunque algunas no tanto… sin importar su
estado civil; era un seductor irresistible por lo que ellas se rendían ante él.
La casa de velatorios del pueblo
abrió sus puertas, para festejar la partida del único artista y escultor.
En el centro de la plaza, frente a la Iglesia, se exhibía una escultura
surrealista en metal, con su firma.
El frente de la cochería “Me voy pero vuelvo” (bautizada por Felipe) estaba
pintado con un mural por él mismo, al igual que los muros interiores de la gran
sala; Había retratado en cuerpo entero a los habitantes que ya habían partido,
y según el artista, plasmó sus almas en las paredes para así poder acompañar a partir,
a los que seguirían, no vaya a ser que se pierdan en su viaje sin retorno. Todo
en el recinto estaba pintado por él e iluminado con luces psicodélicas; más que
una sala de velatorios parecía una galería de arte.
Del techo pendían de tanzas, diversos pájaros multicolores hechos en papel
maché… de picos curvos algunos y otros regordetes con ojos saltones… todos
ellos semejaban estar volando en el recinto, simbolizando el último vuelo de
los finados.
La gente se ocupó de preparar todo para su fiesta de despedida como lo había pedido él en las instrucciones.
Sobre mesas con manteles blancos ubicaron la comilona y los vinos.
Al fondo, tendido sobre la que fuera su cama estaba Felipe como reposando
en ella; lo habían maquillado y vestido con su mejor traje de fiesta… su rostro
lucía una sonrisa de labios pegados. Con su mano izquierda sostenía su paleta
de pintor y unos pinceles; con la derecha abrazaba a su violín Stradivarius
heredado de su padre, con el cual algunas noches tocaba en la taberna alegrando
a los parroquianos.
La orquesta del pueblo se hizo presente, mientras la gente cantaba y
bailaba al son de la música; comían y bebían… reían, se abrazaban y besaban, el
espíritu de Felipe se había apoderado de todos ellos.
Las mujeres más viejas vestidas de negro, rezaban el rosario por su
alma; según ellas era un pecador por no
formar familia y tener hijos como la religión manda; no fueron invitadas por él
pero creían estar salvando su alma haciendo ese acto de caridad religiosa.
Los pueblerinos se turnaban para despedir al artista; la fiesta duró un par de días, hasta que el
cadáver comenzó a emanar un olor nauseabundo… motivo por el que fue terminada
la celebración. Siguiendo sus instrucciones,
lo introdujeron en un cajón y lo llevaron al crematorio sobre un
carromato tirado por dos caballos blancos.
Todos en caravana llegaron al crematorio.
Se depositó el cuerpo para ser incinerado; en respetuoso silencio
conteniendo el llanto… esperaron hasta que se convirtió en cenizas, quedando en
el aire el espantoso olor, desprendido por los cuerpos cremados, saliendo el
humo por la chimenea que el viento
expandió en los alrededores... luego por todo el pueblo, hasta llegar la
primera lluvia, que al irse dejó aroma a esencias como señal de la eterna
presencia de Felipe.
Las que fueron sus amantes se disputaban sus cenizas; cada una las guardaba en una pequeña caja de
madera como recuerdo del artista amante… no quedando nada de Felipe, cumpliendo
con su deseo.
El pequeño Serafín logró manotear el violín y salió corriendo a su casa
sosteniéndolo con fuerza entre sus brazos, guardándolo al llegar como un gran
tesoro. El niño vivía sólo con su madre de la cual llevaba su apellido.
-¿Serafín… quién te ha enseñado a tocar tan bien el violín?
-Fue Felipe, cuando iba a tomar clases de pintura con él…
El único patrimonio que poseía Felipe era su original casa surrealista, la
cual fue heredada por su hijo Serafín que nunca supo quién era su padre.
…………………………
Cuando alguien fallece en el pueblo, el cielo se cubre de nubes rosadas y
violetas por un instante, luego cae una llovizna con aroma a incienso… la gente
comienza con los preparativos, la casa de velatorios abre sus puertas,
pudiéndose ver en su interior a Serafín tocando el Stradivarius y al difunto pintado
en la pared con la pintura todavía fresca.
Elsa Gillari
Código: 1502243321809
Fecha 24-feb-2015 15:31 UTC
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