“La Sabiduría del
Chamán y los nuevos paradigmas”
……………………………………………………
En el barco, el capitán recibía
visitas de otros tiempos pasados y futuros; todo lo registraba, al igual que la
ruta, las puestas de sol y los hechos acontecidos más destacados.
De una navegación serena, el
barco entró en un temporal con fuertes tormentas, de nubes cargadas de lluvia,
olas embravecidas por lo que el capitán tuvo que acudir a su tesoro que mantendría equilibrada la
nave en situaciones extremas. Enormes y revueltas olas se elevaban por encima
del barco. Truenos y relámpagos hacían temblar el cielo; monstruosas criaturas
de tres cabezas rugiendo desde lo alto, amenazando devorar al barco con sus
grandes fauces. De las aguas surgían reptiles gigantes con lenguas de fuego
emitiendo moribundos lamentos. La oscuridad era absoluta, el pánico se apoderó
de la tripulación que temía un mal desenlace ante esa furia marina jamás
experimentada, pero no el capitán que se mantenía en el Poder y no conocía el miedo.
Los colores del barco cambiaron a
un negro azabache, confundiéndose en la oscuridad reinante, no parecía existir
con su estructura, formando parte del caos en que se encontraba como un átomo
en la inmensidad.
El capitán salió de su puente de
mando -en forma de una masa luminosa
blanca fosforescente-, enfrentando el caos. Los monstruos se quebraron en
pequeños trozos oscuros, cayendo al mar que al tocarlo brillaban como el oro.
Los reptiles gigantes se convirtieron en una nueva especie marina siendo la más
hermosa de la fauna. Las aguas se calmaron, las olas apenas ondulaban
reflejándose en ellas el plateado brillo de una gran Luna Matriarca. El negro
azabache del barco cambió a su colorido abstracto original.
La Jerarquía Cósmica se hizo
presente inclinándose ante el capitán.
……………………………….
El barco se acercaba al
continente…
En el continente cerca de la
costa se encontraba una cadena montañosa de baja altura, rodeada de verdes
praderas y cristalinos ríos.
Sobre la costa se encontraba un
pueblo de pescadores, entre el mar y las montañas, el mismo pueblo natal del
anciano emigrante pescador que volvió para partir en paz. El poblado estaba
constituido por familias o tribus descendientes de clanes protegidos por el
mayor de cada clan. Las mujeres cuidaban
y los hombres vigilaban el territorio
de su familia.
Junto a una de las vertientes de
las montañas había una rústica cabaña de troncos que desprendía humo de su
chimenea a leña. Pequeños bosquecillos de abedules y cipreses con cantos de
zorzales y calandrias, ovejas pastando,
semejando una pintura paisajista campestre. El interior de la cabaña tenía
moblaje artesanal de madera, que parecía formar parte de la naturaleza, o más
bien una continuación de ella. La sala principal emanaba fragancias a flores
silvestres y en el dormitorio a frescas lavandas cuyo perfume se había
impregnado en las sábanas de lino blanco.
Manojos de hierbas y flores secas
colgaban en su interior, las que luego eran utilizadas para extractos y brebajes
curativos.
Un gato blanco simbolizando el Poder y otro negro simbolizando la Fuerza, dormían sobre la chimenea.
En la parte trasera había árboles
frutales y una gran huerta de coloridos vegetales muy cuidada por el Chamán que habitaba en la cabaña, al
cual consultaban los habitantes del pueblo de pescadores y otros pueblos aledaños.
También un molino de viento que lo proveía de agua.
El solitario hombre estaba conectado
con el espíritu de la naturaleza y sus elementos.
La gran ave sobrevolaba la cadena
montañosa descendiendo hasta llegar a una meseta junto a la cabaña. Allí
permaneció en el tiempo del no tiempo conectada con su doble que poseía al igual que el barco y el Chamán. El reposo del
sueño era necesario para liberarse de la oscuridad de la Fuerza y emprender nuevos vuelos.
La gran ave había llegado al
Chamán para ser sanada por él.
El Chamán dio la bienvenida a la
gran ave, la contempló… y con su magia y poderes sanadores transformó sus alas
de águila con plumas metálicas, en alerones de plumas doradas, muy suaves al
tacto como todo su plumaje también dorado. La envolvió en una luz blanca y la
gran ave levantó vuelo, alejándose en el cielo con su oro luminoso.
Para purificar su alma humana corruptible
e imperecedera, el Chamán logró vencer al Ego
o la Fuerza y su cadena de
pensamientos de miedos con informaciones reales, irreales e imaginarias, que a
la vez generaban energías
oscuras, y lo mantenían anclado a las dos emociones primarias:
“el miedo y el amor”. En su proceso de evolución e iniciación el Chamán fue
liberándose de mandatos y programas, purificándose de la toxicidad de sus
ancestros de su árbol genealógico eligiendo estar en el amor, en el Poder “ese estado de conexión de su alma
con su espíritu” en la que no interviene la razón ni los pensamientos, en consciencia y contemplación en el Samadhi
donde se alcanza la unidad con la Fuente o la Creación.
El Chamán controlaba el micro
clima de la zona y el mar en la costa,
como también la abundancia de peces para beneficio de los pescadores, quienes
le obsequiaban de su pesca en agradecimiento.
En épocas estivales, la cabaña se
rodeaba de flores, abejas y mariposas multicolores. Los árboles daban
abundancia de frutos y la huerta exquisitas hortalizas y vegetales que todo
hacía de alimento para él.
El espíritu de la naturaleza lo
colmaba en abundancia. Caminaba por los diferentes pueblos
dejando a su paso Fractales de pensamientos de amor que los pobladores
percibían en el Éter. Algunos pobladores que fueron sanados por él, campesinos,
pescadores, jóvenes, escritores y artistas,
lo visitaban y consultaban en su cabaña a quienes el Chamán les
transmitía su sabiduría sobre los Nuevos
Paradigmas.
“La gran ave dorada y luminosa, volaba sin rumbo en la nada”.
Fin
Fin
Elsa Gillari
Copyright
(clic sobre imágenes para ampliar)
Maga
Acuarelas y tintas sobre cartón 55X70 cm. (2004)
Inteligencia Superior
Acuarelas y tintas sobre cartón + tratamiento digital
Elsa Gillari
Copyright
No hay comentarios:
Publicar un comentario