Obra de Portada: Elsa Gillari
"Doña Rubina", esposa y madre abnegada
Elsa Gillari
Editorial Dunken
En la 40 Feria Internacional del Libro en Buenos Aires 2014
Agradecimiento
En un principio, esta novela comenzó siendo relatos
costumbristas. Los publicaba semanalmente en redes literarias y artísticas.
Grande fue mi sorpresa cuando publiqué el primero. Mis amistades,
artistas, escritores y lectores de
diferentes países, me pedían que siguiera escribiendo. Así lo hice, incentivada
por ellos, que en cada publicación me expresaban que esperaban una próxima,
comentando que les alegraba el día, algunos que estaban tristes y al leer Doña
Rubina esbozaban sonrisas, les cambiaba el estado de ánimo; que ya amaban a ese
personaje tan peculiar.
Me sugerían hacer el guión y presentarlo para TV, Cine,
Teatro; otros que escribiera un libro. Así nació esta novela, amorosamente
acunada con el cariño de mis seguidores.
“A todos ellos, va mi eterno agradecimiento, ya que sin
ellos hubiese quedado quizás en un solo relato costumbrista”.
Elsa Gillari
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Prólogo
Doña Rubina, un ser angélico, puro, nacido de la creatividad
de Elsa Gillari, artista plástica argentina, que con esta obra, su ópera prima,
nos presenta su faceta de escritora. Y de las buenas.
Esta novela llega hoy a tus manos, y te trae una historia
-en lenguaje coloquial-, forjada en una calle cualquiera, de un barrio
cualquiera, ese al que no puedes olvidar, aunque no lo hayas vivido nunca,
aunque sólo te lo hayan contado, porque en él la vida es otra cosa.
El sentido de la observación, la capacidad para crear
situaciones diarias, donde lo absurdo va del brazo con lo grotesco y lo
dramático, son dignos de ser resaltados.
No es nada fácil crear una historia en la cual, una mujer de barrio, con
sus años encima, comienza a abrir los ojos a la realidad y a descubrir que ese mundo, construido en su casa, en su hogar
y con todo lo que en ello guarda -su admirado y amado esposo, sus hijos, su
perro, sus plantas- son apenas poco más que sueños fugaces; que la realidad es
otra, que es esa pesadilla que no quiere
ver. Esa a la que su inocencia de mujer de barrio, simple, casi ingenua en su
picardía y apetencias, perteneciente a la clase media, va siendo devorada por
el progreso.
Cada personaje, con su psicología bien definida, con sus
altibajos, sus mezquindades y generosidades, cobra vida en esta obra y salen de
ella para meterse en la nuestra y traernos recuerdos de realidades conocidas,
creíbles. Parientes, amigos, vecinos, proveedores, todos están allí dando sabor
a la historia, poniéndole el toque que necesita, convirtiéndola en una obra que es el reflejo de una sociedad que
todavía subsiste, aunque el barrio, tal como era, haya cambiado.
La habilidad de la autora al plasmar los rasgos de cada uno
de los personajes, humanizarlos, encarar
la manera en que se van creando las distintas situaciones por las que estos
pasan, se despliega como un abanico de seda y luz, atrapándonos en sus
movimientos, haciéndonos sentir partícipes de lo que sucede a medida que nos
entregamos a la lectura de esta novela corta, ágil, amena, pero no por eso
exenta de la cuota de dramatismo y humor que la vida conlleva en el día a día
humano. Es la destreza que sólo tiene quien ha vivido profundamente cada
instante, y ha aprendido a reconocer el alma humana, sus debilidades,
aceptarlas y no juzgarlas, es así como la escritora maneja su creación. De este
modo concibe una obra que nos deja con la ilusión de haberla vivido, de haber
tratado a cada uno de los personajes.
Una lectura que es una caricia para el alma, una novela que
imita a la vida misma, haciéndonos sentir que conocemos a Doña Rubina desde
hace tiempo, aunque sea de a pedacitos, esos que van integrando a tantas Doñas
Rubinas, las mismas que hasta el final arrastran sus ilusiones por este mundo
nuestro, y a las que encontramos aún, por donde vayamos, inventándose historias
para poder sobrevivir. Ni fracasadas ni exitosas. Ni bellas ni feas. Sólo
mujeres con un corazón lleno de amor y de sueños, colgadas de una estrella,
echando miel sobre la hiel. Mujeres que alguna vez deberán conocer la cara
oculta de la luna. Que alguna vez deberán caminar descalzas sobre el asfalto
caliente de las calles, y seguir adelante, juntando los mendrugos para formar
una nueva existencia, aprendiendo a
vivir de nuevo.
Una de estas mujeres cobra vida en el alma de Elsa
Gillari. La bautiza Doña Rubina y la
lanza a caminar por el mundo de la fantasía, ese mundo donde todo puede ser
posible.
Teresa del Valle
Drube Laumann - Escritora/Artista Visual